Damián Ojeda, artista plástico méxico-americano, viaja por las costas de Baja California en busca de sus antepasados y de las famosas pinturas rupestres ubicadas en las montañas de San Francisco de la Sierra. Al mismo tiempo, este viaje es un pretexto para encontrar la expiación de una culpa. En esta odisea física y espiritual, Damián siembra el paisaje bajacaliforniano con sus "instalaciones", como ofrendas de un ritual de redención muy personal.