Dos caras tiene el destino
Luego de ser abandonado, Roberto deja de ser el médico brillante que alguna vez fue y se convierte en un alcóholico. Luego de perder a un paciente, huye lejos escondido en un barco para olvidar su vergüenza. Así termina presenciando la muerte de un hombre muy parecido a él mismo y decide tomar su identidad para comenzar de nuevo. Pero el difunto no era un pan de Dios: de hecho, quienes lo mataron aún lo buscan, mientras su esposa e hija no atinan a comprender el cambio en su carácter. Drama clásico del cine mexicano, con una joven -muy joven- Angélica María. (FILMAFFINITY)