Mademoiselle Blanche Durand, sesentona que vive en el entresuelo del edificio de su propiedad, es encontrada muerta, apuñalada, en el interior de su vivienda. Para entrar, el juez ha tenido que pedir ayuda a un operario para quitar la reja del ventanuco que da a la calle. La puerta del piso tiene dos cerrojos y una cadena puestos por dentro. Quien haya cometido el crimen no ha podido salir por allí ni por la ventana, ya que estaba incrustada en la pared.