Gonzalo y Carlota se han reconciliado y ya viven juntos. Él ha decidido trasladar de nuevo todos sus bártulos a la casa de la madre de su futuro hijo. Entre ellos descubre viejos recuerdos que Carlota no está dispuesta a guardar otra vez, como una camiseta firmada por el ex futbolista argentino Mario Kempes, su ídolo deportivo. Cuando el hombre se entera se lleva un gran disgusto. La mujer, para animarle, le da la sorpresa de su vida citándose con el máximo goleador del Mundial del 78 con la selección argentina en el bar de Gonzalo, el Kasi Ke No. Por otro lado, Vero parece no darse cuenta de las constantes proposiciones de amor de Sergio. Incluso es capaz de quedarse dormida cuando él le está pidiendo que se casen. El chico ya no sabe qué hacer y, en un intento desesperado por demostrarle su amor, prepara a la chica una estupenda cena y le compra un maravilloso anillo de compromiso. Sin embargo, Vero en esos momentos está muy angustiada debido a su próximo viaje de trabajo y no le da la oportunidad de llevar a cabo la velada. Tendrá que ser Carlota la que haga de intermediaria para que la chica por fin descubra las intenciones de Sergio.