Gonzalo, picado porque Sole ha elegido el bar de enfrente para organizar una gala benéfica, decide ofrecer en su local un espectáculo a lo full monty. Para ello, Gonzalo deberá vencer su vergüenza a exhibirse en público y convencer a Sergio y al Frutero para que le acompañen en el show. A Sergio, que está intentando superar la marcha de Vero, basta que le mencionen a su ex para que se anime, y el Frutero accede encantado de exhibir su virilidad. Cuando Carlota se entera prohíbe a Gozalo que se exhiba y él se ve obligado a ensayar a escondidas. Por si fuera poco Sergio y el Frutero no dudan en echarse en cara la torpeza del primero, y el tamaño de los atributos del segundo. Por su parte, Diana ha conseguido un casting como protagonista de una nueva serie que puede sacarla definitivamente del bache profesional por el que está pasando. Por un malentendido con Carlota, llega tarde a la prueba y el director se niega a hacerle la audición. Diana cree que ha perdido su última oportunidad de trabajo, pero aconsejada por sus amigas decide insistir al director y demostrarle cuanto vale. Ayudada por Carlota Diana acude al restaurante favorito del director, donde las dos montan una patética escena en la que Carlota se finge una acérrima fan de Diana. Por otro lado, Sole está muy entusiasmada con su trabajo en una ONG donde ha conocido a Mariano que pronto se ha convertido en un gran amigo del que Sole no deja de hablar maravillas. Pero Aída descubre casualmente que Mariano es del PP y tiene que contárselo a su roja amiga.